Charlie tiene 15 años y se ha quedado solo tras el suicidio de su mejor amigo. Vive con sus padres, su popular y guapa hermana y un hermano mayor que es una estrella del fútbol americano y que está a punto de comenzar la universidad. Su profesor de lengua está convencido de que Charlie posee una gran capacidad intelectual.
Tras conocer a Sam y Patrick empieza a comprender lo que es ser un adolescente, y comienza un viaje hacia la madurez que le llevará a recorrer caminos nuevos e inesperados. Con ellos descubre nueva música, empieza a beber, fumar y coquetear con drogas, cambia de amigos… ¡Hasta que se convierte en un joven de verdad!
La novela es una narración espistolar. Charlie, el protagonista, escribe cartas a un amigo anónimo en las que va explicando las cosas que le suceden y los sentimientos que le provocan determinadas situaciones por las que atraviesa.
Casi desde las primeras páginas Charlie se convierte en alguien especial. Un chico inocente y tan desprovisto de toda maldad que se gana la simpatía del lector enseguida. En más de una ocasión si lo tuvieras delante le darías una colleja a ver si espabila, aunque también consigue que en algún momento te identifiques con él porque ¿quién no se ha sentido solo en algún momento de su vida? El resto de los personajes también tienen mucho peso en la novela porque la historia de Charlie gira en torno a ellos.
Página tras página asistimos a la maduración del protagonista y así como avanza la lectura vemos cómo va cambiando su percepción de la vida.
Es un libro bien narrado y de lectura rápida, yo lo he leído en una tarde. El capítulo final me ha parecido fantástico, en el sentido del mazazo contundente que supone entender el porqué del carácter de Charlie. Es una gran novela con un protagonista entrañable.
"-Eres un bicho raro, ¿lo sabes? Siempre has sido un bicho raro. Todo el mundo lo dice y lo ha dicho siempre.
-Estoy intentando no serlo".
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